Borrachera de aplausos, resaca de olvidados.

Como tod@s bien sabéis, estamos viviendo unos días difíciles de asimilar por la situación que estamos viviendo por la pandemia del COVID-19. Quien nos diría que íbamos a acabar viviendo una realidad sacada de los mejores guiones de cine, solo que sustituyendo unos zombis por un virus. Supermercados vacíos, tiendas cerradas, bares, espectáculos multitudinarios, fiestas religiosas, etc; y lo más importante, seres humanos falleciendo indistintamente de clase social o raza.

Tales acontecimientos nos han devuelto a la realidad de que no somos invulnerables desgraciadamente y la importancia de un sistema de salud publico. Y no solo eso, sino la importancia de todos los individuos para hacer posible que una sociedad funcione sanamente, como por ejemplo personal de limpieza, cajer@s, agricultores, ganader@s, etc. Hoy algun@s se han levantado del retardo del capitalismo, aquel que el que más tiene, es el más valorado, y ahora se han dado cuanta de la importancia de su labor.

Estos colectivos que estaban acostumbrados a que les miraran por encima del hombro y ahora les aplauden. Esa misma gente que no comprende que para que una masa social funcione como la ingeniería más perfecta, tiene que acoplarse como un puzle, hay que encajar todas las piezas, desde la más pequeña, hasta la más grande, pero con el mismo valor, ya que si una falla no queda completada del todo. Y aquí llevamos mucho tiempo deteriorando las piezas pequeñas y sacándole mucho brillo a las grandes. Donde el estado de bienestar nos lo han vendido como algo muy cercano, pero que solamente disfrutan unos cuant@s. Porque un estado de bienestar no solo es que hagan creer que lo hay, sino que sea accesible a tod@s, que podamos gozarlo tod@s indistintamente de raza, sexo o clase social; ¿O es que no tenemos derecho tod@s a irnos de vacaciones fuera, a disfrutar de poder comer fuera de casa, a hacer una compra sin mirar el monedero, a disfrutar de nuestras aficiones, etc?

Pero la realidad, es que mes tras mes, vayamos haciendo esfuerzos titánicos para llegar a pagar, solo a pagar, por los servicios básicos y poca cosa más. Pero bueno, tu no te preocupes, mira a tu vecin@ del al lado y ver que él está peor, con eso, ya te puedes quedar content@.

¿Después de todo lo expuesto y de lo sucedido por el COVID-19, seguiremos igual? Algun@s pensamos que si, otr@s dicen que no. Pero la experiencia me hace ser pesimista. Lo que me han enseñado estos años, es que nos hemos vuelto una sociedad muy individualizada, donde mientras yo esté bien, el del al lado no me concierne. Pero si es verdad, que con la pandemia del COVID-19, nos hemos dado cuenta de que nos hace falta la ayuda de tod@s, y ahora son geniales, de aplauso. Donde hemos dejado a nuestros polític@s hacer y deshacer a su antojo, sin ningún tipo de impunidad. Dividiendo entre rojos y azules, bueno ahora también añadimos lilas, naranjas, verdes, etc. Pero todos ell@s sin la predisposición para hacer un verdadero estado de bienestar que nos concierna a TOD@S, sino su ventajismo político y falacias.

A diferencia de como pasa en países con una sociedad más avanzada moralmente, que son capaces de pactar para unas ventajas comunes indistintamente de su ideología. Sanidad y educación publica y de calidad para tod@s, sin copagos, sin limitaciones de renta y lo más importante, plural. Pero no, aquí seguimos tolerando privatizaciones, copagos, el modelo concertado; ideales para la fragmentación social entre ricos y pobres.

Y después de todo esto, nos encontramos en una pandemia con un país recién salido de una crisis económica, de perdida de derechos fundamentales (ley mordaza) y laborales (reforma laboral), una sanidad hecha a trozos por privatizaciones, precariedad laboral, cierre de plantas, recortes, etc. Pero claro, cuando vienen los momentos difíciles, ¿a quién le toca apechugar? Si, a ti, al pueblo llano y soberano, siendo la mar de solidari@s y tejiendo esa tela de araña para conectarnos entre tod@s y sacar esta situación adelante; trabajador@s, empresari@s, autónom@s, ONG’s, entidades públicas/privadas, etc. Señores y señoras, eso tiene un nombre, anarquía. La necesidad de un bienestar común sin la mediación gubernamental por en medio. ¿Pero claro, para l@s que no habéis abierto un libro en vuestra vida, es@s solo son comunistas, roj@s, guarr@s que vivimos en la indigencia, no? Para que pensar que solo somos personas que solo queremos un bien común para tod@s, sin necesidad de que haya órganos que nos controlen.

Pero aunque os duela, eso es lo que está pasando, ya que nuestr@s polític@s, lo único que han podido hacer, es gestionar un país con las cenizas que quedaban de todo lo desvalijado por la herencia de sus antecesores inversos en tramas de corrupción, e interesados únicamente por el bienestar de la clase política y ciertas elites. Mientras tanto utilizan la política del miedo y el discurso paternalista para que sigáis como corderit@s. Cuidado!!! Vais a morir. Cuidado!!! Que viene el lobo. Pero tranquilos, papa Estado os va a cuidar, no os suena igual. Para teneros distraídos aplaudiendo y coloreando para que no penséis como hemos llegado a esta situación tan patética.

Donde tenemos los mayores índices de contagios entre profesionales de la sanidad, esos que salen con bolsas de basuras como batas, los que reutilizan las mascarillas, donde se han perdido todas las guías de actuación tanto nacionales como internacionales en material de prevención de riesgos, la misma donde el índice de inversión sanitaria por habitante es de las más bajas de Europa. Y todo esto amparad@s por el estado de alarma, a tomar por saco con todos los derechos.

Pero tranquil@s, ahora quiero concretar más en mi sector, el mismo que no contamos como personal sanitario para las cifras de contagiad@s, l@s técnic@s de transporte sanitario. Perdonarme, pero quiero aprovechar para que también recordéis en englobar a los que trabajan en el transporte sanitario no urgente, es@s que no van de naranja y amarillo, pero que son capaces de sacar la mejor de las sonrisas a nuestros pacientes crónicos, visita tras visita, tratamiento tras tratamiento, o que también son los primeros afectados por el intento de los ERTE’s de las empresas buitres del transporte sanitario. Todos juntos, somos técnic@s de transporte sanitario, los mismo que tampoco nos hacen los test, los que no nos dotan de los EPIs, los que con anterioridad hemos sufrido el recorte salarial en años anteriores, si “el ambulancier@” de ves y carga, el del servicio taxi. Pero tranquilo compañer@, eso ya no importa, ahora estás contento porque te aplauden, ahora que te necesitan, tienen miedo, te hacen sentir importante, y tu con tus ganas de autorrealización personal, sales inflado a recibirlo y a compartirlo en tus redes sociales.

Pero realmente es una broma de mal gusto para aquell@s que con anterioridad estábamos peleando en las calles, en las inspecciones, en los tribunales, etc. L@s que tenemos memoria del pasado y del presente, l@s que estamos trabajando pese a que nos quejamos por esta situación, no por eso somos menos insolidari@s, perdonadnos por no querer ser héroes o heroínas, sino realizar nuestra labor en las mejores condiciones, unas condiciones laborables decentes y el reconocimiento salarial que tu, hoy te hinchas con aplausos y no te invade el recuerdo.

Pero tranquil@ amig@ mí@, de los aplausos, como todas las buenas fiestas y guateques, todo tiene su punto álgido y su final. Por eso, emborráchate ahora de aplauso, que luego las resacas se pasan solas; y te podrás poner en la soledad de tu casa la canción de Loquillo “cuando fuimos los mejores” y volver a la realidad.

Manu López

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